25 abr 2011

Virtudes




Aquellos años de juventud en los que la noche siempre se hacía pequeña y la alegría por el contrario se engrandecía, había canciones recurrentes que tatareábamos como buenamente podíamos. Una de ellas empezaba así:
Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va,
Y va dejando una huella que no se puede borrar.
Y nunca fuimos conscientes de lo que estábamos cantando.
Hoy en día, esa vida que, a veces, camina en círculos, que es tortuosa en muchos aspectos, nos hace que topemos de nuevo con estas estrofas, unas estrofas que ahora tienen un sentido totalmente distinto y que se cumplen al pié de la letra:
Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va,
Y va dejando una huella que no se puede borrar.
Estos días se nos ha ido nuestra querida amiga Virtudes y con ella parte de nuestra alma, sin embargo nos deja un poso agradable, un sinfín de sensaciones evocadoras que hace que seamos aun más amigos, si cabe.
Es indudable que no hay suficientes palabras para describir el dolor de la ausencia, o al menos no sabemos donde están para emplearlas, pero a veces una simple mirada más locuaz que mil palabras. Quizás seamos gente de miradas y ademanes, no lo sé.
Lo que nos reconforta es que hemos tenido el privilegio de haber sido sus amigos y que hemos podido compartir retazos de su optimismo omnipresente.
Ahora nos toca recuperarnos, recuperar a nuestro gran amigo Andrés, que ha tenido y tiene un gran corazón, que ha compartido esa lucha titánica en ella y que terminado con unas secuelas altamente dolorosas.
El quizás seguirá diciendo o cantando como cuando éramos jóvenes:
El barco se hace pequeño cuando se aleja en el mar,
Y cuando se va perdiendo qué grande es la soledad
Debemos convencernos que el barco ha tenido una buena singladura y que ha arribado a un buen puerto, y eso es lo que ha de reconfortarnos.
La soledad, la suya, es grande efectivamente, pero ya se sabe que nuestra misión, la de la familia, la de los amigos, es mitigarla, solo eso y que ese corazón ahora maltrecho vuelva a latir setenta veces por minuto.

Iruña en Abril

IRUÑA EN ABRIL

14 abr 2011

80 aniversario de la II República Española


No hay dos sin tres

14 de abril de 1931-14 de abril de 2011, hace 80 años que se proclamó en España la II República.
Hoy despues de tanto tiempo su llama aún está prendida, y queremos pasar de ser rescoldo a ser llamarada, sólo hay que esperar la ráfaga de aire preciso para que vuelva a flamear.

10 abr 2011

La laicidad, objetivo de la democracia en España


Aparece en El Pais del día de hoy un largo articulo escrito por Gregorio Peces Barba en que despues despues de exponer una argumentación seria y profunda sobre el tema de la laicidad propone o nos explica cual es la situación en nuestro pais. Esta última parte del articulo es la que transcribo aquí.

La laicidad, objetivo de la democracia en España

Ese espíritu laico, es hoy el de Europa coexistiendo con una Iglesia católica que vuelve por sus fueros y por su prepotencia desde Juan Pablo II hasta el Papa actual.

España ha sido una de las grandes perjudicadas del clericalismo, y lo ha sufrido en sus carnes antes del franquismo, durante el franquismo y con la democracia, cuando todavía hay demasiada contemporización con los peores usos clericales. Hay muchos aspectos pendientes y el gobierno de Rodríguez Zapatero consiente demasiado pensando que es una buena fórmula ¡Craso error!. En cuanto se les presenta la ocasión, como en estas elecciones autonómicas, dicen que no se puede votar a partidos que apoyan el divorcio, el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Todavía hay tiempo y pido al PSOE y a su Gobierno que se decidan a tomar medidas que se sitúen claramente en la línea debida. Al menos dos medidas, derogación de los acuerdos con la Santa Sede y supresión de la enseñanza reglada de la religión deben ser tomadas. ¡Todavía se puede hacer!

No podemos ser tan ingenuos como para pensar que la inacción por nuestra parte va a ser respondida con la neutralidad y el juego limpio. Eso solo ocurrió con Juan XXIII y con Pablo VI. Después las cosas volvieron a su cauce tradicional y la deslealtad a las autoridades civiles volvió a ser la regla. Son partidarios de todo lo que representa Doña Esperanza y no se puede esperar nada. Cuanto más se les consiente y se les soporta, peor responden. Solo entienden del palo y de la separación de los campos. Un Estado libre y una Iglesia libre, cada uno en su ámbito y sin que puedan tener ningún ámbito exento, ni ningún privilegio. Pactar con ellos desde la buena fe es estar seguro de que se aprovecharán todo lo que puedan.

Gregorio Peces-Barba Martínez es fundador y exrector de la Universidad Carlos III de Madrid

Batalla de las ideas en Euskadi

Muchos inmigrantes en el País Vasco han interiorizado un complejo de culpa por no ser vascos. Y mucha responsabilidad de ese complejo la tienen las élites gobernantes de España

01.04.11 - 03:06 -

PEDRO JOSÉ CHACÓN DELGADO | PROFESOR DE HISTORIA DEL PENSAMIENTO POLÍTICO EN LA UPV-EHV

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Ahora que hemos entrado en el post-terrorismo es cuando empieza el turno de los ciudadanos en nuestra vida social y política vasca: ¡por fin la batalla de las ideas!, esa que, muchos creíamos, nunca tendríamos ocasión de disfrutar aquí.

La primera enfermedad social de la que, a mi juicio, tenemos que ocuparnos en nuestro dolorido Euskadi es, en efecto, el complejo de no ser vasco. Y la mejor forma de abordarlo es contextualizando la principal marca de la vasquidad dentro y fuera del País Vasco: los apellidos. José Aranda, en su insuperado 'La mezcla del pueblo vasco' (Empiria, UNED, nº 1, 1998), basándose en el censo electoral de 1991, que recoge a la perfección el ciclo histórico de la inmigración española al País Vasco, cerrado en 1981, nos da el número de españoles con uno de los dos primeros apellidos euskérico, del total de los casi 33 millones de entonces: 3.756.046, de los cuales solo 458.269 viven en Euskadi y 150.433 en Navarra. También sabemos cuántas personas tienen los dos primeros apellidos euskéricos: 622.076, de los que 369.437 viven en el País Vasco y 94.381 en Navarra; los demás, 158.258, están en el resto de España. Pero si estas cifras las contrastamos con los ciudadanos vascos sin apellido euskérico, tenemos la siguiente proporción: el 20,50% de la población vasca tiene los dos primeros apellidos euskéricos, el 25,43% tiene uno, y, por tanto, el 54% no tiene ninguno.

El apellido euskérico se convirtió, desde la llegada masiva de inmigrantes, en marca indeleble de la vasquidad dentro del País Vasco, con consecuencias de gran calado para nuestra convivencia. En la web del Parlamento vasco podemos comprobar que los parlamentarios de apellido euskérico han sido siempre mayoría, sobre todo entre los partidos nacionalistas y, entre estos, los de la llamada izquierda abertzale han lucido más prosapia vasca que los nacionalistas moderados. En el primer Parlamento vasco, el de 1980, que era de 60 escaños, y no de 75 como los posteriores, las proporciones son muy llamativas: 35 (el 58%) tenían los dos primeros apellidos euskéricos, 17 tenían uno (el 28%) y sólo 8 (el 13%) ninguno. Estos datos evidencian la desproporción 'apellidística' entre la población real y su representación política. Por no hablar de la presencia abrumadora de apellidos euskéricos en las planas mayores de los partidos nacionalistas, los mismos que dicen que vasco es todo el que vive y trabaja aquí.

Por otra parte, tenemos la visión de lo vasco desde fuera de Euskadi que asocia también, desde tiempos del Quijote, vasquidad (vizcainía entonces) y apellidos. La inercia de esta imagen es tan poderosa en España que todavía no la han sustituido por la auténtica y real del País Vasco de nuestros días, que integra las consecuencias del profundo cambio demográfico de esta región desde finales del XIX hasta finales del XX, debido a la industrialización y a la enorme inmigración española que trajo consigo, tal y como reflejan los porcentajes de apellidos.

El gran logro del nacionalismo vasco fue ocultar que el verdadero motivo de su aparición fue rechazar a los inmigrantes. En su lugar, hizo creer a todos que lo suyo era en realidad un movimiento de reivindicación de lo propio que enlazaba directamente con el fuerismo y el carlismo precedentes. Escribieron una historia del País Vasco como la larga marcha de un pueblo siempre libre, hasta que a finales del siglo XIX la invasión 'maketa' y a mediados del XX la 'coreana' vinieron a estropearlo todo. Se trataba de un relato cuyo único objetivo era provocar el complejo de no ser vasco entre la población inmigrante.

Ese relato, que ha calado en Euskadi y en el resto de España para explicar nuestra historia contemporánea, y esto hay que repetirlo una y otra vez, no es real. Los vascos nunca fueron independientes y nunca quisieron serlo: ¡cómo, si siempre se sintieron los más puros españoles! La súbita y desaforada industrialización vasca coincidió con el desastre de 1898 y algunos vascos pensaron que España había dejado ya de ser para siempre un escenario de oportunidades. Sabino Arana Goiri empezó a divulgar su mensaje enfrentándose a toda la política de su tiempo, sobre todo a fueristas y carlistas, a los que consideraba los peores, por ser vascos nativos en su mayoría y amigos de lo español (maketófilos). Con lo cual esa supuesta continuidad entre la política vasca precedente y la del nacionalismo posterior no se sostiene.

La inmigración española al País Vasco tiene que interiorizar que no vino a estropear nada ni a evitar que los vascos fueran tan independientes como antes, ya que estos nunca lo fueron ni lo quisieron ser. Lo que tenemos en realidad es un ejemplo más de la universal reacción frente al extraño, que aquí se ha institucionalizado por diversos motivos: el de fuera se queda sin posibilidades de sentirse de aquí salvo que asuma la política nacionalista, cuya gran baza es porfiarle a España con la independencia para imponerse así al no nacionalismo interior.

Esta es toda la historia de por qué muchos inmigrantes en el País Vasco han interiorizado un complejo de culpa por no ser vascos. En la raíz de ese complejo está la labor eficaz del nacionalismo vasco, haciéndonos creer que todo iba bien hasta que nosotros llegamos. Pero mucha responsabilidad de que ese complejo haya prosperado la tienen las élites gobernantes de España, que se han creído el relato nacionalista que equipara lo vasco con lo nacionalista, ignorando, así, la presencia no nacionalista y, entre ésta, la mayoritaria de la inmigración, a la que no importa despojarle de sus signos de identidad (ahí está la reciente supresión de los nombres en español de las provincias) con tal de asegurar la 'comodidad' del nacionalismo vasco en el Estado español de las autonomías. Post-terrorismo y batalla de las ideas ¡por fin!

Murgas de Carnaval alamillero en 2011

Los amigos de Alamillo han tenido la deferencia de mandarme este ejemplar de una Murga del pueblo. Me he tomado la libertad de publicarlo ya que este documento se hizo público en el día que se celebro el Carnaval.

Carnaval Alamillo 2011