Barcelona 1976
Ahí, abrazada al mar de las esperanzas,
hueles a humedad y salitre
en un cortejo de tierras, lunas y soles derramados
en la planicie ribereña de tus aguas.
Calles de historias empolvadas y de cielos abiertos
se miran con orgullo al espejo. Adoquines grises, aguas tempranas,
luz en retirada y gentes de arco iris desterrados animan sus aires enviciados.
Una tierra florecida que da cobijo a los expulsados
de la vida y se ofrece a convertir sus lágrimas en sueños.
Barcelona 1976 respira libertad,
mira sin rubor a una Europa expandida
y es referente de una Iberia anestesiada.
Ella habla en distintos idiomas mientras los demás permanecen mudos,
Ella viste de luz sus días y los demás no llegan al alba
Ella huele a futuro trabajado y los demás a miedo envejecido.
Ella te susurra al oído todos sus credos en un cosquilleo amoroso
Barcelona 1976 tiene la piel suave,
atrae todas las caricias
y abraza con abrazos firmes.
Esa es la Barcelona que me recibió aquel atardecer que aún no era otoñal.
Y allí
respiré el aire contaminado de auténtica libertad.
buceé en sus aguas portadoras de creencias y me liberé del polvo mesetario.
oí todas las historias pasadas, del pasado y futuro prohibidas
ví que la vida, en toda su extensión, valía la pena vivirla con coraje
me asusté cuando pensé con mis propios medios.
revolví mi ser, aireándolo, arrojando todas mis miserias y cobijé
nuevos sueños posibles.
Un viaje de ida y vuelta que se
convirtió en un antes y un después existencial.
Jaime Redondo Tirado
Bilbao, 25 de abril de 2021