Las palabras superadas
por el sentimiento. Busco y no las encuentro,
pienso y no concluyo. Quisiera ser yo el que diga, el que hable, el que
lamente, pero no es así, no soy yo, me ha superado la realidad. Son las lágrimas
las que muestran el camino, las que descubren el sentimiento y no las palabras
que parecen escondidas, temerosas o acobardadas. No se dejan ver, son
transparentes, no llegan a decir nada.
Se nos ha ido Balbino y no hay mensajes
coherentes, ni palabras seguras lanzadas al viento que puedan consolarnos, solo palabras rotas, entrecortadas y un reguero de
lágrimas que afloran sin permiso.
Balbino es una una ausencia que se hace
imposible, un referente ausente, un marido, un padre, un hermano, un primo y un
amigo, todo se nos ha ido a la vez. Y eso es mucho.
Hemos tenido un tiempo para llorar, para lamentar, para jurar, nos quedará el tiempo para la reflexión, para reconocer todo lo que nos ha dejado Balbino, que ha sido mucho.
Él lucho mucho en la vida y sembró, y
mientras vivía sembraba, sembró por todas partes, y claro está que nos ha dejado
un gran legado, nosotros haremos que éste perdure y con él su ausencia será
siempre presencia.
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