6 ene 2018

Las abarcas desiertas


Las abarcas desiertas  


Miguel Hernández, 
lo escribió 
en 1937,  
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJTO8KDDnksHvZJ7a_8htH0G6kXrinnxTs4ONwf4SVHKqydA4CEkSQgIeH6BHMKYWFQIHxgyHpDG1QBre-ONPEBEeKhgZkYsvqeYF1nDdc8rFNlpAlZSwQPDZdcFT1hatxVhdZ-0zxLZp7/s1600/miguelhernandez.gif en plena guerra civil, 
 porque estaban 
recogiendo donativos
 para que todos
 los niños tuvieran
 un juguete.



Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
 y del pie a la cabeza
 pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
 una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.

Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.

Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas

No hay comentarios:

Publicar un comentario