Aquellas Navidades, que casi tenemos perdidas en la memoria, nos traian mas que nada ilusiones. Estabamos de pleno en los años sesenta, y cualquier cosa que alterase nuestra vida diaria era tomada como un acontecimiento singular. Durante unos años, en esa época, nos visitaba el tío Flaviano que residia en un pueblo de Huelva, Cortegana, allí regentaba una imprenta. Los TBOs venian inmaculados, y los libros para niños un lujo al alcanze de casi nadie. Uno de esos año llegó a nuestras manos un poemario de Federico Garcia Lorca, el poeta tan denostado por el Regimen, allí descubrí los lagartos, antes casi que en el Valle. Durante muchos años ha sido un poema recurrente por muchos motivos, y ahora para darle el primer soplo de vida a este espacio al que me cuesta un sufrimiento llamarle blog, lo encuentro perfecto, porque con él me inicie en la lectura y con el quiero dar este salto que pierde su sentido físico para convertirse en algo que ahora le llaman virtual.
Canciones (19231-1925)
El lagarto esta llorando
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay, cómo lloran y lloran,
¡ay! ¡ay! cómo están llorando!
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