20 jun 2012

NO HUBO TOROS EN ALAMILLO, PERO SI EN BILBAO


Un cercano  concejal del ayuntamiento bilbaíno me ofreció un par de entradas para el evento taurino del pasado domingo día 17.
Como hacía tiempo que no asistía a una corrida de toros y era el segundo año que me las ofrecían, hice todo lo posible por asistir.
No soy muy taurino, las verdad es que no, pero mi entorno familiar si lo es, y como es una cosa que la has mamado, ahí se queda, en tu acervo cultural.
La cuestión es que la fiesta está floja, languidece, por lo menos es la impresión que me dio cuando comprobé que la plaza se lleno a medias, y eso que el cartel no parecía malo: Ponce, Padilla y Talavante.
Para echar más leña al fuego, a cierta distancia de la plaza se concentraron los antitaurinos, pocos, pero ya metían ruido. Pero yo odio a los antitaurinos, aunque lo de la fiesta no lo tenga muy claro. Así es que pasé delante de ellos , despacio y les dirigí una tierna sonrisa.  
Llamé a mi primo Balbino para que supiese que estaba en la plaza y que iba a ver a priori una buena corrida.










Para  utilizar la segunda entrada que tenia, ya que el sector familiar cercano no tiene los mismos gustos, el día de la comida de san Antonio,  la ofrecí a mis colegas y Juanjo dijo si a la primera y en la recámara se quedó Andrés, Jesús, no sé si porque no le gustan los toros o por cortesía se descartó.
Estuvimos elegantes en el palco de la Administración, un poco paletos porque nos pusimos a hacer fotos con los móviles, pero luego guardamos bien las maneras. Nos tomamos un birra  hacía la mitad del festejo y disfrutamos de la Fiesta.
Nuestro querido concejal me llamó y me comentó que había sido una excelente corrida, yo como no tengo tabla comparativa, me lo creí. Me dijo que ocho orejas no se cortan tan fácilmente en Bilbao (eso ya lo había oído, que ésta era un plaza exigente) y al día siguiente me enteré por la prensa  que Ponce había salido por la puerta grande.
Salimos contentos y dijimos que si nuestro amigo se acuerda de nosotros, el año que viene volveríamos.

¡Gracias Eduardo!

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