13 may 2013

De Antoñana a Santa Cruz de Campezo



De Antoñana a Santa Cruz de Campezo (el enlace del que he tomado prestado el texto)
 A partir de Antoñana la traza original del ferrocarril ha sido ocupada, aunque se va a acondicionar una alternativa al lado del río para evitar la carretera. La alternativa planteada prosigue por la carretera local a Bujanda (A 3136) y la peculiar ermita rupestre de San Román, horadada en la roca del monte Muela. Por la carretera dejaremos a un lado la bonita estación de Antoñana, ahora en uso particular, mientras el pueblo con su campanario escoltado por inmensos paredones de roca queda atrás. Unos 600 m de asfalto más adelante, un cartel indicador nos invita a desviarnos a la izquierda. Se trata de un camino de tierra que, sobre un paso superior, atraviesa el tramo desahuciado de la plataforma del tren y desciende en paralelo a una trinchera ferroviaria.
Al final de dicha trinchera, la ruta se incorpora al trazado original del antiguo tren (Km. 36,7), convertido ahora en una ancha, larga y recta pista de tierra en el seno de la vega del río Berrón, (Km. 37,9). Este camino corre paralelo al denso sotobosque que cubre el río, entre campos de labor y los bosquetes de quejigos, constreñido por las laderas que preceden al llamativo monte Muela. Límite sureste del Parque Natural de Izki, la Muela es una inmensa mole caliza coronada por bosques de hayas y bujedos, con unos abruptos cortados meridionales donde anida una interesante colonia de buitre leonado.
Al llegar a una profunda trinchera ferroviaria, coronada por el arco de un paso superior, habremos de estar atentos. Superada la trinchera la vía se desvía de la pista principal, para salvar la cristalina corriente del río Berrón sobre el agraciado viaducto de Santa Cristina (Km. 38), construido con sillares y hormigón. Es de destacar también el paso por Alboredo y los puentes sobre el río Izki.
Km 39,7         
La vía solventa la transitada carretera A 132 sobre una estilizada pasarela de madera. Excelente mirador, desde ella no perderemos detalle del parque de Fresnedo, donde las aguas fluviales son retenidas en una generosa piscina, en torno a la cual gira un área recreativa con campos de juego, bancos y un amplio césped donde dejarse caer.
A partir de la pasarela asistimos a un cambio de compañía y paisaje. El río Berrón se entrega a río Ega, compañero hasta Estella; y la vía se despoja del abrigo montañoso para explayarse por los llanos campos agrícolas que conforman el valle de Campezo. Bienvenidos a un amplio espacio embebido de horizontes que el antiguo ferrocarril surcará mediante tres largas rectas: La primera va de la pasarela sobre la A-132 al décimo y último salto sobre el río Berrón (Km. 40,8), ofreciendo amplias panorámicas a la sierra de Codés y los paredones de Lóquiz, murallas rocosas que cierran por la derecha y la izquierda el valle de Campezo. La segunda recta se dibuja entre el último puente sobre el Berrón, denominado puente Tarifa y el cruce a nivel de la carretera que va al valle de Arana (Km. 41,8).





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