De vez en cuando las tardes nos ofrecen imagenes inusuales. Bilbao, desde que que alguna mente prodigiosa (o con buena suerte) decidió que sería un gran pelotazo para la ciudad tener un Guggenheim, ha ido mejorando en su estética a pasos agigantados. Este espacio del que disponemos para expresar nuestras "inquietudes" sería ínfimo para enumerar todas las bondades de esta ciudad. Si esto no fuera poco, hasta la climatología se ha unido a este gran cambio, y con ello los paisajes que podemos contemplar, ellos han subido también unos peldaños en el escalafón. Ya solo nos falta ver atardeceres y amaneceres como los que se nos venden en los folletos turísticos, en ello andamos. Aquí presento unos bocetos de lo que nos deparará el futuro.
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