15 mar 2011

Nunca fui partidario de celebrar cumpleaños, al menos de la manera que se hace ahora, como mucho una cena o una comida fuera de casa y como algo excepcional (un año que te pille tonto) celebrarlos con las amigos.Esa idea equivocada o no, pero siendo congruente con mi manera de pensar y razonándolo adecuadamente lo he hecho con todos los alumnos que han pasado por mis manos.
Este año ha sido distinto y no porque yo lo quisiese, pero ellos (los alumnos), me prepararon una fiesta sorpresa en clase. Nunca "supe" nada del tema. Mis colegas se encargaron de ello y de convencerme de que estaban poniendo mucha ilusión. Vaya que lo hicieron bien, (siempre llevando las contraria) la pena es que no empleen tantos recursos y esfuerzos en su tareas diarias.
Pintxos, chucherías, tarta, velas, canapés, libros de regalo, cartel firmado por todos, poemas, y "cumpleaños feliz". Al final me di con vencido y puse mi mejor cara. La verdad es que me hizo ilusión y termié por agradecerlo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario