No lo he visto con mis propios ojos, pero si con los de Gregorio García cuando, un día de Navidad de hace tres años, comentó durante un recorrido, en las estribaciones del Valle de Alcudia, por la zona que en una de las pistas de iba desde La Garganta a Conquista existía un largo tramo en los que a ambos lados de ella crecían salvajemente numerosos mimosos.
Gregorio tuvo el privilegio de recorrerlos un año cuando estaban en su esplendor, esa efímera floración que esta al alcance de pocos ver.
El llamaba a este tramo la Avenida de los Mimosos, y nosotros los que estamos lejos, solo nos queda la imaginación para poder ver esa eclosión de color acompañada por ese aroma tan particular de las mimosas, y aguardaremos a no sé cuando para poder contemplar ese vento tan particular. Mientras tanto nos conformaremos con ver mimosos aislados, a veces capitalinos, y esperaremos a tiempos mejores para visitarlos.
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