Los fumadores se echan a la calle, y no es que se estén manifestando, es que han tomado este espacio publico para consumir todo aquello que podían hacer entre cuatro paredes.
El tema es muy polémico y tanto los detractores de la norma como los que están a favor tienen infinidad de elementos para estar y no estar de acuerdo.
Me limito a observar, lo que cada día, bares que han sacado los ceniceros a la calle, proliferación de terrazas en pleno invierno, cosa inusitada hasta ahora en nuestro entorno y sobre todo concentración de fumadores en las puertas de estos establecimientos.
No me da pena, me alegro infinitamente, porque a pesar que a los ex-fumadores se les tache de intransigentes, a veces, es que no se piensa que estas personas tienen las dos visiones respecto al tabaco, fumar y su práctica, es decir, han pasado de consumirlo vehemente a olvidarse de él.
Ahora da gusto entrar en los bares y salir de ellos no oliendo a tabaco. Da gusto.
Y que conste que estoy de acuerdo con que cada uno pueda consumir lo que quiera, pero que respete a los que no quieren, porque esta gente también tiene derechos, que saí mismo se deben respetar ¿o no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario