Amanece.
Aún no se han descorrido las cortinas
de los legañosos ojos infantiles
y ya les suena en sus corazones
tempraneros los tintineos,
los sones,
las canciones del día
de San Antón ,
Amanece,
palpan nerviosamente sus cencerros,
cencerros que se asemejan a campanillas,
cencerros de cabestros,
enormes, descomunales.
Cuerpos dormidos,
despierta el alma,
tal como son,
palpan la mañana
agresivamente en busca
de otros corazones, ilusiones,
ilusionados, con nerviosos ademanes,
queriendo ir más aprisa que el tiempo.
SAN ANTON HIZO GACHAS,
CONVIDÓ A LAS MUCHACHAS
A NOSOTROS NO NOS CONVIDÓ
QUE SE JODA SAN ANTÓN
Y una riada infantil inunda
las calles solitarias,
aún dormidasdas ,
una riada como un torrente, pero humano,
muy humano, arrollador,
que se desborda en cada esquina
para tornar más tarde a su cauce habitual.
Una masa exhalando vaho a raudales
y un griterio ensordecedor en lugar de agradables coros,
todos los cencerros del lugar
aireados, al mismo tiempo,
estallando las legüetas en el sonoro metal,
constantemente, sin parar
pregonando el rito por doquier,
despertando hasta los seres más aletargados,
parándose y descansando,
parándose,
descansando.
SAN ANTÓN COMO ERA TAN VIEJO
TENIA BARBAS DE CONEJO
Y SU HERMANA GATALINA
TENÍA BARBAS DE GALLINA.
Siguen, continuan,
recitan las letras de siempre,
las viejas letras de canciones
al compás de los cencerros
a ver quién puede más.
Siguen y siguen
hasta que no haya calle abordada,
pisoteada y despertada.
Nadie puede quedar dormido,
todo el mundo debe acordarse
de que hoy es el día de San Antón
y no serán felices hasta conseguirlo.
Luego se disolverán los sones,
quedarán los ecos,
volverán a las lumbres
y descansarán sentados al lado
del fuego con el cencerro en el suelo.
Volverán a lo diario,
al desayuno,
a la escuela
y al recreo.
Amanece el año,
se despertó la conciencia colectiva
y con ella la memoria de la historia
evocó en bocas verdaderas
evocó en manos tiernas
el estandarte de la tradición.
Amorebieta 15/1/86
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