6 ene 2011

Quizás fue lo mas importante del año


En primavera estaba casi en plena forma. Raro era el día que después del trabajo no me iba a caminar durante una hora mas o menos. Tenía y sigo teniendo varias rutas para hacer este tipo de ejercicio. Una de ellas era y es el recorrido Bilbao-Erandio por la carretera de la Ría, un trazado para distraerse pero un tanto peligroso porque la acera es estrecha y los coches demasiados.
Uno de los muchos retratos que se podían contemplar de este recorrido era la de aquella lonja en la que un grupo de jóvenes se reunía todas las tardes, me imagino que, para pasar el rato: con sus portátiles, bebidas, televisión de pantalla plana. No era muy cutre el lugar.
El día de la final del Mundial, aquella tarde al pasar por delante de la puerta vi que tenían una camiseta de color naranja colgada en la puerta, para mostrar sus simpatías, con el número 9 llamado Van a Ferdr. Muy significativo. Un señor mayor que pasó unos metros antes que yo por el lugar les debió comentar algo porque la respuesta de todos al unísono en forma de griterío insultante no se puede describir aquí. Pasé delante de ellos, no dije nada, claro, pero me cagué en sus muertos.
Este es un detalle significativo de como se vivía la Final aquí en Bilbao, cómo alguna gente, no cuantificable pero que se hacía notar se había tomado el asunto.
Día atras, el conserje del colegio nos invito a un aperitivo, ágape, con motivo de su inminente jubilación. Ese aspecto lo bordo. Pero apareció en el evento vistiendo una camiseta en la que por suerte no recuerdo bien lo que decía, pero si era algo alusivo a la Roja con tono de desprecio . Allí nadie vió nada y claro está no hizo ningún comentario. Él si y muy ufano.
La libertad aquí esta estipula así, si tienes palabras de desprecio para algo que tenga que ver con España en cualquiera de sus aspectos tienes libertad de expresión, nadie te va refutar nada., Ah, amigo, pero no se te ocurra decir nada a favor. Estarás marcado (para algunos). Nada en voz alta. Solo en petit comité y ante gente que sabes que es de tu cuerda.
Aunque hay que reconocer que algo esta cambiando o ha cambiado. Ya no son los duros 80, donde la tensión se mascaba por todas partes. Ahora con la gente joven que está menos ideologizada, los extranjeros, que se ponen cualquier camiseta de fútbol sin pudor, y sobretodo al buen futbol que que hizo la selección en el europeo, la cosa ha cambiado. Ya se podía hablar de la selección española, no como tal sino como un equipo de fútbol que hacia un juego maravilloso. Hasta ese punto todo el mundo sabe distinguir, entre el buen y mal juego. La pena es que para muchos sea la selección española. Allá cada cual con sus neuras.
El caso es que fue en este ambiente en el que vi la final del mundial en Bilbao, donde a la hora del partido se hizo el silencio. No creo que todos fueran a ver el partido para no perderse la derrota de la Roja. No le lo creo. En la intimidad de las cuatro paredes que da tu casa, se desborda el sentimiento que no puedes expresar fuera. Salvo unas cuantas excepciones.
Entre esas cuatro paredes fui testigo de una victoria que para lo amantes del fútbol significa un antes y un después en nuestra trayectoria de aficionados.
Hoy seis meses después de aquel acontecimiento, y cuando veo las imágenes de aquel día, me vuelvo a emocionar, la emoción siempre me vence. en ese instante, me acuerdo y no se porque de todos mis amigos a los que le gusta el fútbol, me mi familia, de mis tíos, de todos aquellos que en su vida no hubo un hueco para contemplar este evento, esta victoria por la que por fin dejábamos de ser víctimas y pasábamos a ser tenidos en cuenta en el ámbito depotivo-futbolístico internacional.
Me entristeció que no pudiese salir a a la calle a celebrarlo, me entristeció mucho. La vida te hace prudente y le hice caso. Pero no sabéis cuanto disfruté, no sabéis.

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